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¿Cómo afrontar un proceso de transformación digital exitoso?
El proceso de Transformación Digital se basa en colaboración y co-creación.
Cerca del 70% de las iniciativas de Transformación Digital fracasan, según un análisis realizado por McKinsey. ¿La razón? O no están alineadas con la estrategia de las compañías o son lideradas, exclusivamente, por las áreas de tecnología de las empresas, y sus proveedores tecnológicos, y no por las áreas de negocios y su gerencia general.
La tecnología es un habilitador
Si bien el término Transformación Digital pareciera indicar que la tecnología es la solución, la verdad es que la tecnología no es más que un habilitador.
Cerca del 80% de los cambios en un proceso de Transformación Digital tienen que ver más con la metodología, con la gente y con la cultura propia de las entidades que con la soluciones tecnológicas que se implementen.
La importancia de la co-creación
Según el Future of Work Survey, un estudio realizado por IDG & Appian en el 2018, la razón principal del fracaso de procesos de Transformación Digital es la falta de colaboración entre las líneas de negocio y los equipos de TI.
Y es que son precisamente las área de negocio las que entienden sus necesidades actuales, las aspiraciones y exigencias de sus clientes y las limitaciones que posee la organización actual. Son estas, las áreas de negocio, las que pueden identificar las necesidades - actuales y futuras - de su compañía y plantearlas de manera articulada dentro del marco de la estrategia general de la compañía.
Es por eso que los procesos de transformación digital deben realizarse a partir de una metodología de co-creación que parta de las necesidades de negocio de cada una de las áreas, que las priorice y las mapee contra los objetivos estratégicos de la compañía. Así mismo, que las enmarque dentro de un proceso horizontal que mire su impacto en la atención a clientes y/o reducción de reprocesos y costos de comienzo a fin.
Este análisis debe decirles adiós a los silos que heredamos de las estructuras organizacionales del siglo pasado. Debe, además, poner la experiencia del cliente y la generación de valor a partir de la información en el centro de la estrategia.
En este proceso es preciso integrar indicadores de gestión (KPIs) claros para medir el éxito de las nuevas iniciativas, tiempos esperados para completar la transición y actores internos y externos que deben estar involucrados.
No invente (toda) la rueda
Es aquí donde la tecnología, y en especial el conocimiento de los equipos de TI, agregan valor al ejercicio.
Con el entendimiento de la visión, de las necesidades y de las prioridades, estos pueden apoyar la construcción del roadmap de transformación digital que parte de soluciones ya existentes, con casos de negocio probados y exitosos, y con la revisión de nuevas tecnologías que puedan generar diferenciadores. Hardware, software, servicios y procesos consultivos que permitan materializar las soluciones a las necesidades ya identificadas.
La transformación digital no es un cambio de tecnología; es un cambio de mentalidad. Se trata de transformar la manera en la que vemos a nuestros clientes y de cómo queremos relacionarnos con ellos para generar más valor y estrechar nuestra relación con ellos, a la vez que optimizamos nuestra operación y reducimos riesgos y costos.
Samir Estefan.